CUIDA TUS PIES DE CARA AL VERANO

Con el cambio del tipo de calzado y las nuevas condiciones en el ambiente (humedad, calor), nuestros pies pueden sufrir algunos efectos que seguro que queremos evitar. Por eso, vamos a intensificar los cuidados, no sólo para esta prevención sino para que estén sanos, bonitos y perfectos para lucir.

Algunos de los problemas más comunes durante este periodo de transición, en el que pasamos del zapato cerrado a la sandalia, y del secano a la playa y la piscina, suelen ser:

  • Sequedad excesiva. Las temperaturas elevadas y la exposición de la piel otros factores ambientales, provocan una mayor sequedad y un aspecto blanquecino. Ésta se puede observar de forma más frecuente en talones.
  • En cuanto hay un cambio de zapato o tejido, suelen provocarse heridas por la fricción que éste ejerce sobre la piel.
  • Una humedad constante en el pie fomenta la aparición de infecciones por hongos, ya sea entre los dedos o bien en uñas, las cuales pueden irse contagiando.

Para prevenir todo esto, deberíamos centrar los cuidados en eliminar impurezas, las uñas y la hidratación diaria. A continuación te mostramos algunos trucos que te servirán de ayuda:

  1. Es importante que el calzado sea cómodo, amplio y de material transpirable. Fíjate en la terminación del talón y en sí produce roce excesivo con la piel con tal de evitar rozaduras y durezas.
  2. Para el exceso de humedad, existen desodorantes antitranspirantes que taponan los poros para controlar la sudoración.
  3. Secar los dedos cuidadosamente, especialmente al salir de la ducha y de la piscina.
  4. Utilizar chanclas en sitios públicos donde se está en contacto con la humedad (piscina, gimnasios…)
  5. Las durezas pueden prevenirse mediante el uso de una lima suave y crema específica.

En cuanto al aspecto de los pies, toma nota de este ritual para que se vean sanos y bonitos:

Paso 1. Puedes comenzar metiendo los pies en un recipiente con agua tibia y un poco de sal y gel de baño. Con este gesto los limpiarás a fondo y se reblandecerá la zona de durezas. Si tienen alguna herida provocada por el contacto con el zapato, procura no tenerlos mucho tiempo a remojo.

Paso 2. Sécalos cuidadosamente y prepáralos para eliminar las impurezas y piel muerta que existen. Para ello, pueden utilizar diversos productos de exfoliación como crema o calcetines. Aplica el producto con un suave masaje, incidiendo en la zona del empeine, entre los dedos y en el talón.

Paso 3. Tras esto, pasa una lima por las zonas que notes callosidades o durezas. Ten cuidado para evitar irritaciones.

Paso 4. Hidrata uñas y cutículas con una crema específica para pies que contengan un buen grado de humectación.

Paso 5. Por último, aplicaremos crema hidratante. Este gesto evitará la aparición de gritas y sequedad. Ahora es verano, te aconsejamos hacerlo por la noche para dar más tiempo a la absorción del producto.

Aunque sean 5 pasos, este ritual no te llevará más de 10 min por lo que es perfecto para hacerlo a diario y concederte un momento para ti.

¿Preparada para ponerte esas sandalias que llevan meses esperando en el zapatero?

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